El dolor de cabeza o el de espalda, son molestias habituales que muchos de nosotros experimentamos alguna vez. No obstante, te podría sorprender saber una de las posibles causas detrás de estos malestares está relacionada con una mala mordida.
¿Cómo saber si tienes una mala mordida?
La articulación temporomandibular, o ATM, es una de las articulaciones sometidas a mayor presión en el nuestro cuerpo. El desgaste de esta articulación puede producirse tanto de día como de noche mientras dormimos, debido al bruxismo. Por tanto, los dientes mal alineados o el desplazamiento de la mandíbula pueden causar una mala mordida y derivar en problemas musculares o digestivos, dentales, periodontales o migrañas.
El síndrome ocluso-postural
Este síndrome se define por una disfunción en la interacción entre la mandíbula y el cráneo, lo que puede incidir negativamente en la postura del cuerpo y originar dolores musculares persistentes en diversas zonas, como la espalda, el cuello y los hombros. Por ello, es fundamental tratar la maloclusión a tiempo, como la ortodoncia, para evitar complicaciones musculares más severas, como el síndrome ocluso-postural.
Causas de la mala mordida
La genética es frecuentemente la causa principal de una mala mordida. En ciertas personas, cuando el tamaño del hueso maxilar es insuficiente para el espacio requerido por los dientes, puede derivar a un apiñamiento dental. Otro factor puede ser el crecimiento desproporcionado de los maxilares, produciendo un desequilibrio en la alineación de los dientes y provocar sobremordidas o submordidas.
Soluciones para el síndrome ocluso-postural
La prevención es la estrategia más efectiva contra la maloclusión. En niños, es esencial tratar ciertas maloclusiones tempranamente para evitar inconvenientes a futuro.
Para los adultos, resulta crucial llevar a cabo un diagnóstico completo y un tratamiento integral que considere los aspectos musculares, dentales, articulares y funcionales.
Afortunadamente, la ortodoncia ofrece una solución eficaz para rectificar esta problemática. Al ajustar los dientes a su posición adecuada, se pueden solucionar las alteraciones en la mordida que afectan la articulación temporomandibular, evitando así futuros problemas relacionados con el síndrome ocluso-postural.
En algunos casos, también es recomendable el uso de una férula de descarga, un aparato removible que se ubica entre los dientes para mitigar los impactos negativos del bruxismo. Esta férula contribuye a disminuir la tensión en los músculos mandibulares y a reducir el desgaste dental.